El trabajo de la voluntaria Alina Kierek quién se encuentra apoyando la labor de la Fundación Formando Futuros fue reconocido por el periódico Alemán “XXX”. La felicitamos a ella por su labor y por compartir su experiencia en nuestra ciudad con la comunidad de su país de origen.

“Cada día sólo es como un sueño de vacaciones”

Para Alina Kierek el clima de Colombia es solo el fondo para experiencias muy importantes. Hace 4 meses, esta mujer de 20 años, vive y trabaja en la metropoli Cali. “Yo creo que es igual cuanto puedo dar a la gente acá, finalmente, yo voy a recibir mas. Esto es una experiencia para mi vida.”

Alina Kierek trabaja en la Fundación Formando Futuros, que se ocupa de algunos de los Jóvenes que, al cumplir su mayoría de edad (18 años), deben salir de las casas de protección infantil.  “Es horrible, pues después de salir de las casas de protección, ninguna institución se vuelve a interesar por estos jóvenes” quienes no están preparados para su vida de adultos. Antes, el desayuno, almuerzo, refrigerio, cena y una cama limpia estaban garantizados, pero después, algunos de estos jóvenes no saben cocinar, ni arroz, ni pastas, o utilizar una guía telefónica.

En este momento, la Fundación ayuda a 8 chicos y chicas con una cama y una alimentación básica, pero falta más apoyo económico, pues el gobierno de Colombia, no reconoce esta labor como un trabajo necesario. Los jóvenes que son atendidos, vienen de Cali y algunos municipios cercanos.

Además, la Fundación tiene un segundo programa, el Centro de Encuentro. En este espacio el voluntario europeo enseña alemán, inglés, cocina y natación. También cuentan con una clase de reciclaje. “Estas clases son muy útiles, se logran con una donación de 600 euros que realiza una mujer de Flensburg, Alemania  dinero con el cual se logran realizar los cursos de natación y la alimentación”.

Durante la época navideña Alina estuvo muy impresionada. El 24 bailan salsa, a las 12 de la noche los niños reciben regalos y muy tarde, a las 2 de la mañana, comen la cena. “Navidad es más como una rumba que un festivo tranquilo. Todo es de colores, con luces, ruido, música, es parecido a los Estados Unidos”.

A inicios de enero, ella fue a una ciudad, a 2500 m.s.n.m, que se llama Pasto para ver un carnaval en las calles, en el cual es tradición tirar espuma, color y harina a todo el mundo. (El Carnaval de Blancos y Negros).

Pero, de la mano con la fascinación, está también el peligro. En Cali puede ser que a medio día alguien robe en una tienda o en la oficina con 20 disparos o un temblor hace mover las casas. Un día un hincha de un equipo de fútbol ataca a otro solo porque su camina tiene el color del otro equipo. El abuso, la violencia, las drogas, la pobreza, el abandono y el SIDA, pertenecen casi que a la vida cotidiana. “Pero lo mas impresionante para mi es el entusiasmo por la vida que tienen los jóvenes con cuales trabajo. Ellos son personas de mi edad que han tenido que sobrevivir a tantas cosas horribles en sus vidas, que algunas veces me ponen a llorar solo cuando me hablan de sus vidas”.

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